Asegurar la producción de alimentos en la etapa pos-COVID-19 es una tarea ardua, pero posible de lograr para el sector azucarero en la provincia de Granma.
Un reciente análisis reveló la potencialidad del territorio y voluntad del colectivo y dirigentes en la agroindustria, quienes deben trabajar con mayor entrega y sentido de pertenencia en la producción de caña.
La siembra de primavera hasta el 30 de junio quedó por debajo del plan en 663.27 hectáreas y solo cumplieron las unidades empresariales de base Roberto Ramírez, esta última excedió en 156 hectáreas, y el Enidio Díaz.
Los peores resultados lo registraron el Bartolomé Masó, Grito de Yara y Arquímides Colina, afectados por la deficiente organización en la preparación de tierra y las frecuentes lluvias en particular durante mayo.
No obstante, se informó que la ruta crítica, para resarcir los atrasos este mes y agosto, está en alistar y surcar el suelo empleando correctamente la maquinaria, además de disponer de suficiente combustible y semilla.
Mientras, en las atenciones culturales el señalamiento correspondió a la limpia manual que en junio logró el 66 por ciento de lo programado, por la falta de incorporación de los obreros a esta actividad.
La evaluación incluyó el programa de diversificación y autoabastecimiento municipal con la participación de las cooperativas de producción agropecuaria y de créditos y servicios.
Al respecto, se llamó a aprovechar al máximo cada pedazo de tierra disponible para incrementar los rendimientos cañeros y contribuir al autoconsumo del ramo con otros renglones, entre los que se incluyen viandas, frutas, hortalizas y carnes.
Garantizar los productos agropecuarios y nivel de satisfacción a 89 comunidades con más de 80 mil habitantes es el encargo social de la empresa en una nueva etapa.
